El mejor consejo para un diseñador gráfico

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Cuando nos embarcamos en un proyecto de diseño gráfico hay una máxima que debemos cumplir para asegurarnos su éxito. Y es ser conscientes que trabajamos para un cliente y a su vez para una audiencia que debemos conocer con el fin de conseguir el engagement adecuado a la estrategia establecida.

Esto puede ser muy obvio, pero son muchos los diseñadores que en muchas ocasiones anteponen su criterio personal a las necesidades de la audiencia. Una necesidades que conseguimos gracias a la investigación previa y su análisis posterior.

Debemos dejar a un lado nuestras impresiones subjetivas y basar nuestras decisiones en datos reales, en una estrategia de marca elaborada previamente siguiendo diferentes metodologías, en función de las características del proyecto, en la cual alinearemos 3 aspectos básicos: quien es la empresa para la que trabajamos, cual es la audiencia a la que se dirige y que objetivos necesita cumplir.

Cuando tengamos claro estos 3 puntos y los analicemos con detenimiento, quizás nos demos cuenta que las necesidades del cliente sean otros de las que nos planteó al comenzar el proyecto. Esto nos permitirá reconducirlo y enfocar el presupuesto en aquellos recursos que le permitan alcanzar sus metas.

¡Deja tu ego a un lado!

Nos podemos encontrar en situaciones en las que pensamos que el enfoque o la idea sobre la que trabajamos un proyecto es ideal y todas las piezas encajan. No hay lugar a objeciones, pero cuando la presentamos al cliente, las impresiones de este no han sido del todo positivas y propone ciertas modificaciones.

Es entonces cuando hace acto de presencia el «Ego» que se siente golpeado y no concibe como pueden existir «peros», si todo es perfecto. Nos colocamos en una posición a la defensiva, en lugar de escuchar abiertamente todas las propuestas y nuevos puntos de vista para luego debatir si realmente es una buena decisión.

Muchos diseñadores desarrollan proyectos pensando más en como quedará en su portafolio y buscando elogios o validación por parte de los demás, que en si realmente resuelve el problema por el que ha sido contratado.

No se trata de ganar medallas y salir flotando en una nube de la oficina del cliente. Quien tiene que salir reforzada y ganar medallas es el proyecto que tenemos entre manos. Quizás el cliente por su experiencia en su nicho tiene un información de primera mano sobre ciertos detalles que pueden aportar riqueza al proyecto (aunque lo ideal es que nos lo hubiese aportado en las reuniones previas y durante la elaboración del briefing).

Para no dejarnos llevar por el ego y tomar decisiones erróneas es importante seguir la estrategia de marca previamente establecida gracias a la investigación y análisis.

El diseño no es arte

Diseñar es dar solución a un problema. El arte es transmitir un enfoque personal con la intención de llegar al espectador. El arte es una expresión personal, el diseño es ayudar a los demás.

En ocasiones, diseño y arte se confunden porque ambas disciplinas hacen un uso muy fuerte del componente creativo (la creatividad se puede emplear en cualquier área). En diseño es necesario primar la funcionalidad antes que la creatividad, y aquí es donde muchos diseñadores comenten el error de dejarse llevar por ideas que pueden llegar a ser muy creativas, pero no resuelven nada.

Es necesario ser honestos y dejar a un lado nuestros egos para ponerse de lado del proyecto y del cliente, con el único fin de ofrecer la mejor solución posible. En caso contrario estarás haciendo un flaco favor, tanto a ti como a este oficio, ya que nuestro gran valor como diseñador no es el apartado visual, es la solución en si misma, que hemos sabido buscar, encontrar y en última instancia darle forma.

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